…O al menos aparentemente invisibles, si bien podríamos preguntarnos: si existen radiaciones a nuestro alrededor, ¿cómo podemos sentirlas, si no las vemos ni las tocamos? ¿Qué influencia tienen en nuestra vida?
En realidad, el espectro electromagnético es muy amplio, y su totalidad está compuesto por los diferentes pulsos y energías de la luz. La luz son fotones que pueden ser ondas o partículas al mismo tiempo. Dependiendo de su cantidad de energía, estos fotones pueden vibrar con ritmos diferentes, lo que llamamos frecuencias, y cada baile genera un diferente tipo de radiación. Así, en la naturaleza de la luz encontramos radiaciones ionizantes y peligrosas, como la radiación gamma, o como los rayos X que utilizamos para hacer radiografías, y radiaciones no ionizantes, como la luz visible que nos permite percibir las formas y los colores. También podemos sentir calor, que nos lo provoca la radiación infrarroja; sufrir quemaduras en nuestra piel, esterilizar material quirúrgico, o incrementar la resistencia de nuestros huesos, todo esto por efecto de la radiación ultra violeta; comunicarnos con los demás, gracias a las ondas de radio y también a las microondas; o cocinar, de nuevo utilizando las microondas.
Como podemos observar, aunque cuando hablamos de radiaciones parece que hablamos de algo completamente intangible, nos damos cuenta de que en nuestra vida cotidiana podemos sentir muchos de los efectos tanto a través de nuestros sentidos como del uso práctico que hacemos de los diferentes ritmos y niveles de energía de la luz que nos envuelve. Es más, casi todas estas radiaciones se encuentran en la naturaleza, procedentes de la actividad del Sol, de las estrellas y de la Tierra. Incluso nosotros mismos somos fuente de muchas de estas radiaciones: no olvidemos eso del calor humano.
La matriz del universo y de la vida es de naturaleza electromagnética.