Todos los días entro en Madrid por la plaza de Legazpi. Suelo viajar en autobús desde Aranjuez y siempre llevo mi ordenador netbook, con el que escribo algún artículo o un post mientras realizo el viaje. Esta semana he reparado en un detalle: el widget de escritorio Config Free, que muestra las redes disponibles en el entorno, comenzó a moverse con una geometría inusual. De repente aparecía saturado de puntitos blancos girando en torno al gráfico circular (cada puntito es una conexión WiFi cercana). Me llamó la atención porque no es lo que habitualmente encuentro cerca de mi casa o de la oficina, y eso que no están precisamente en mitad del campo. Por lo general no suele haber más de 6 u 8 routers en el entorno, y ya me parecen muchos.
No me pude resistir a hacer una foto de la pantalla y luego contar los puntitos. ¡43 routers pidiendo sinapsis!

Esto me lleva a hacerme alguna pregunta. ¿Todos los routers estarían siendo usados en ese momento? ¿O simplemente nadie los había apagado desde que se instalaron en la casa u oficina? ¿Cuántos de ellos estarían «siempre» junto al ordenador al que daban cobertura? (pudiendo estar conectados directamente con un cable de red).
¿Por qué el acceso a internet parece que sólo puede ser inalámbrico? ¿Es que el cable, la fibra óptica, están pasados de moda y no son guays?
Desde luego, Legazpi no es Salzburgo, y no sólo por las emisiones WiFi, que a simple vista también se puede ver una masificación de antenas levantando oleaje en el ambiente. Pero con la información adecuada, podemos decidir y actuar sobre cómo queremos que sea nuestro ambiente futuro. Con un buen conocimiento de las tecnologías que tenemos entre nuestras manos y que facilitan tanto nuestras vidas, podemos llegar a disfrutar de ellas y de un ambiente más limpio y natural para nosotros y para los demás.
Si el router está en uso, preferiblemente que esté alejado, mejor en otra estancia.
Apaga el router cuando no lo estés utilizando.
Utiliza un cable de red en los puestos fijos.
Una zona WiFi tan saturada como la de Legazpi, con tanta contaminación electromagnética, no es sana para quienes viven alrededor. Seguro que, además de seguir estos consejos y utilizar nuestros routers de forma prudente y lógica, hay más formas de dar un uso racional a las tecnologías y controlar esta selva electromagnética en la que se han convertido nuestras ciudades.