Formaldehído en el hogar

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El formaldehído es un compuesto orgánico volátil (COV) que se comporta a temperatura ambiente como un gas incoloro. Es de uso común en múltiples actividades industriales que derivan en la producción de barnices, pinturas, colas, aprestos para tejidos, conservantes en cosmética y un sinfín de utilidades que nos envuelven en el día a día, por lo que lo encontramos en nuestras viviendas y lugares de trabajo formando parte del ambiente cotidiano que tocamos y respiramos.

El formaldehído es mucho más común en nuestro ambiente de lo que creemos, y lo podemos encontrar en paredes, suelos, cajones y armarios, en nuestra ropa, y en múltiples productos que se encuentran en contacto directo con nuestro propio cuerpo, es más, lo utilizamos en nuestra propia higiene personal. Y si no, veamos con detalle la lista de la compra del formaldehído necesario para construir, decorar y habitar un hogar contemporáneo, donde lo podemos encontrar en la edificación y la decoración de nuestras casas en compuestos como pinturas, colas y barnices, aplicados en suelos, paredes, puertas, ventanas, tableros y estructuras de madera, en muebles, en papeles pintados, en alfombras y moquetas, en baldosas vinílicas, y en los aislamientos termoacústicos de los muros y cubiertas de los edificios. También está en los tejidos, en nuestras ropas, en contacto directo con nuestra piel, en sábanas y toallas. En este caso el formaldehído se aplica a los tejidos como apresto para evitar arrugas y manchas, y no solo en los tejidos sintéticos, también se aplica en los tratamientos de fábrica a fibras naturales, como el algodón o el lino. Sin olvidar las prendas enviadas a la tintorería, pues la limpieza en seco también utiliza disolventes que contienen formaldehídos para la limpieza de los tejidos.

FORMALDEHÍDO EN EL HOGAR

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Artículo publicado en la Revista Vivo Sano nº 4

El campo geobiológico, el campo de la vida.

La biosfera está formada por un conjunto de medios que son indispensables para el desarrollo de la vida, como por ejemplo, la atmósfera.

Nos encontramos inmersos en un inmenso campo de fuerzas invisibles, e intrínsecas a la propia vida, fuerzas creadas por la actividad del campo geofísico de la Tierra en interacción constante con la actividad del Sol, de la Luna, y del resto del Universo.

A este inmenso campo de fuerzas lo llamaremos el campo geobiológico.

El campo geobiológico,  genera las fuerzas imprescindibles para crear y mantener la vida en la tierra, aportando energías a la actividad biofísica de los organismos vivos.

Fuerzas que se comportan como auténticos nutrientes físicos, tan importantes para la vida, como lo son el aire, el agua, o los alimentos.

El justo equilibrio y el flujo constante de estas fuerzas de naturaleza cosmotelúrica, son fuente de vida y salud para el conjunto de los habitantes del planeta.

Pero en el campo geobiológico, además, existen lugares en los que podemos encontrar variaciones importantes en el flujo de estas energías, como rupturas, ruidos, e interferencias en las constantes del campo global, ésto es debido a las características geológicas de los terrenos sobre los que vivimos y su consecuente actividad geofísica.

Corrientes de agua subterránea, fallas, cambios en la composición mineral de los terrenos, y un sinfín de elementos geológicos en la corteza terrestre, alteran estos flujos físicos de forma local rompiendo y cambiando la intensidad y el carácter de las energías de la tierra en áreas concretas de la superficie terrestre.

Así, encontramos lugares donde las energías pueden ser muy débiles, resultando insuficientes para el buen desarrollo de las constantes de la vida. Podríamos decir, que hay ambientes a los que les falta vidilla.

En otros casos, las energías pueden ser excesivamente fuertes e intensas, generando saturación en los procesos biofísicos de los individuos expuestos a su acción.

Habitar en lugares  donde las energías de la Tierra son excesivamente débiles, o muy intensas, suele ser desencadenante de múltiples procesos de estrés y enfermedad. Esos lugares se denominan áreas geopatógenas, o lugares geopatógenos, del griego geos, Tierra, y pathos, enfermedad, y significa, tierra que enferma.

Se trata, de lugares que crean enfermedad por exposición continuada a su actividad geofísica alterada.

Las enfermedades producidas por vivir en estos lugares de la tierra, se llaman Geopatías, que son enfermedades provocadas por la tierra.

Para la buena salud de un organismo vivo, que ineludiblemente se encuentra inmerso en las energías de la Tierra, es preciso encontrar un equilibrio entre las necesidades bioenergéticas de ése organismo y el ambiente geobiológico en el que habita. En la biosfera, cada ser vivo precisa de unas características bioenergéticas diferentes, así encontramos que todas los organismos biológicos del planeta ocupan su propio ambiente geobiológico. Lo que puede ser un mal lugar para un ser humano, un perro, o un árbol, puede ser el paraíso para un gato, un insecto, o un hongo.

Si se dan las características adecuadas para que ése organismo encuentre un equilibrio entre las energías del lugar y sus propias necesidades bioenergéticas, se establece una relación de equilibrio entre ambos, y consecuentemente, la salud y el bienestar del organismo en cuestión.

Video publicado en www.geobiologia.com

Salud geoambiental 6 casos de éxito

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El ejercicio de la actividad profesional de un analista en salud geoambiental implica la identificación de los factores de riesgo geoambiental presentes en el interior de los edificios, y también el diseño de las medidas correctoras precisas para evitar la exposición de las personas afectadas. Se trata de una labor compleja en la que intervienen disciplinas dispares y multitud de factores ambientales que pueden llegar a tener una influencia patógena: contaminación electromagnética, geobiología, calidad del aire, comportamiento físico y químico de los materiales empleados en la edificación, etc. Estos factores son más habituales de lo que creemos, en nuestro entorno existen elementos que desconocemos y que pueden producir dolencias de carácter crónico.

Normalmente, y en el mejor de los casos, enfrentamos los problemas de salud mediante un tratamiento médico continuado con objeto de controlar la evolución y los síntomas de la enfermedad, mejoramos el estado de salud de la persona, o reducimos los síntomas, pero el enfermo resulta dependiente del tratamiento de por vida. Ahora bien, ¿y si somos capaces de identificar y hacer desaparecer la causa ambiental de la enfermedad de igual manera que cuando se identifica y se elimina un agente patógeno infeccioso mediante un antibiótico? Para poder comprender mejor qué es lo que se puede llegar a conseguir mediante el conocimiento profundo del lugar en el que vivimos me gustaría ilustrar este asunto que nos ocupa con seis historias en las que hemos participado desde la Fundación para la Salud Geoambiental y de las que nos sentimos muy agradecidos, seis casos de éxito en el tratamiento de la salud de unas personas que encontraron una solución satisfactoria a sus problemas de salud con una acción tan sencilla como cambiar algunos aspectos de su entorno.

6 CASOS DE ÉXITO

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Artículo publicado en la Revista Vivo Sano nº 3